La buena gente, supongo, como si
fuera agua en mis manos y se escurriera entre los dedos sin poder hacer nada.
Después me viene la duda si no sé juntar bien los dedos, incapaz de unir lo
suficiente para que no se destile. Pensé también que recojo mucha y no es la
cantidad sino la calidad del agua lo que hay que tener en cuenta. Agua, agua
cristalina, pero no es transparente; tiene colores. En mi caso, la mano, de un
ocre suave, con líneas y arrugas, con alguna pequeñísima cicatriz y no, no hay
pecas. Tal vez no deba poner las dos manos en forma de cuenco, sino una, y la
otra saludar cordialmente.
Mis manos que no sujetan
el agua y no sé, pero ya no me importa, la sed es poca y sé, aguantarla.