De chica era mi abuela,
madre de mi padre la que me conquistó y aun hoy perdura ese amor por aquella
mujer tan especial. No fueron muchos los años que la tuve, pero los suficientes
para que me marcara para siempre con sus pequeños gestos. Después llegó mi madre,
la nueva abuela de mi hija, la abuela que estaba siempre para cualquier
problema. La que llena de besos la cara de la niña y la achucha hasta casi
romperla. Pero ahora, no hace mucho, se ha convertido en la abuela mayor, porque
yo he cogido el relevo. Cojo el testigo y soy la nueva abuela. Me toca dar lo aprendido
de pequeña con la abuela Ventura, esos pequeños pellizcos de cariño que me
alegraron tanto o los amores desbordados de mi madre Magdalena, hacia mi hija
Raquel, como si no hubiera un mañana. Además, para añadir a todo esto, los de
mi cosecha, que son otros tantos que se me desparraman para ofrecérselos al
pequeño Samuel.
ayyyyy.... mi abuelita preferida!!!!
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