Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Pon en tu vida un amuleto.
Toda persona que se aprecie debería tener uno. Seguramente debo decirlo porque soy un poco supersticiosa, pero poquito. Nada del otro mundo: los gatos negros, pasar por debajo de una escalera, brindar con agua, y alguno más nada relevante. Y aunque al decir esto parezca que debo tener cachivaches de la buena suerte rondando mi rincón de pensar y crear. Nada. Sin embargo, ahora tengo uno. Lo descubrí no hace mucho, fue por casualidad, buscaba afanosa como de costumbre que necesito inspiración, cuando me agobia la falta de concentración, o simplemente aparece el blanco e inmaculado vacío de ideas. Lo cogí como siempre hacía y me abaniqué, con meneo ligero, como si desprendiera no solo aire. Que cosa, es entonces cuando me doy cuenta, es mi amuleto, siempre lo había sido.
¿Tú no tienes uno?