Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

domingo, 27 de agosto de 2017

Pasa rápido el tiempo, nada más y nada menos que 10 años ¿has visto?
Sigo tu consejo, el que antes de marcharte me diste, en tu despedida ¿recuerdas?. “Tranquila, Cande, tranquila”. Y lo intento, mira que lo intento; a veces sí, a veces no.
Te recuerdo de mil formas, papi. Cuando chica y jugabas conmigo a tocar el techo, o yo de peluquera con tus pelos, como te dejabas. Después, ya mujercita con mis travesuras, pero siempre sentí tu paciencia y moderación. Y más tarde de abuelo, y con el Turco afgano, mira que te gustaba quererle. Luego yo de mayor, te veo con tu mano extendida, siempre dispuesta ofreciendo el cariño que sabías tanto necesitaba, y ahí, me la estrechabas y me sentía tan bien papá.

Como te echo de menos.

domingo, 6 de agosto de 2017

sábado, 5 de agosto de 2017

¿A quién no le ha pasado alguna vez, que una frase le traslada a un lugar o le recuerda a una persona? Lo sé, a ti muchas veces. Ayer me ocurrió a mí también. Fue en la página 135 de un librito de cuentos. Mientras me encontraba sumida en un relato mágico, porque Hermann Hesse tiene ese poder, lo puede experimentar. Me paré y la leí varias veces, como tengo costumbre cuando algo me impresiona y dice: “porque los árboles le parecían la encarnación de la placidez, de la fuerza y de la dignidad” Así que me recreé en tan bella observación que recordé inmediatamente a mi padre en ella.

Fuerte momento más agradable.