Casi me lo creo. Mirando
la mesa pensé por un momento que el orden formaba parte de mí, que me había
descubierto y que ya jamás volvería a sentir su ausencia. Pero poco dura el
lineal aspecto, en cuanto comencé a mover con bravura el lápiz y la goma, los
papeles, éste, aquél, el otro ya terminado. Un café marca un círculo y descubro una lágrima que se había quedado en los primeros capítulos. Nada quedó en su sitio. El orden
desvanecido salió corriendo ante tanta anarquía. Pero volverá, lo sé. Él y el
desorden conviven juntos, cada uno hermanados conmigo. Es lo que tiene ser polimatía
(palabra que igual no se ajusta pero que me gusta pensar que sí).
viernes, 28 de abril de 2017
lunes, 24 de abril de 2017
Las palabras que a veces me
cautivan, esas que suenan diferente por yo que sé razones o extraordinarias o
sublimes. Eso es personal, lo sé. Aunque esta vez no ha sido una palabra sino
varias las que me sacudió nada más leerlas, releerlas y vuelta a leer. Puede
que exagere en cuanto digo eso de que son particulares, sin embargo, lo son a
mis oídos y no con ello quiero convencer a nadie para que las vea así ¿O sí? A saber,
que rincón juega sin yo darme cuenta. Lo cierto es que solo quiero que entiendas
por qué yo las vislumbro de ese modo.
“Iluminan
estancias en mi interior” El País Semana de 23/04/2017.
Y me quedó así, parada mientras
leía el artículo donde aparecían, que por cierto muy bueno. Que pedazo de frase
que hasta me centelleó, pero no internamente. Así que persevero para ver si alguna
vez encuentro un libro que me haga sentir eso. Porque debe ser bonito que
ocurra. ¿A qué sí?
martes, 18 de abril de 2017
Fuerte chorrada pensé
aquella vez que alguien comentó algo así. Aunque si no recuerdo mal la frase
era diferente. Lo que no se usa se
atrofia. Pero no le di importancia salvo la risa que me provocó. Ahora me
veo rememorando aquellas palabras, mientras miro mis pies casi desnudos, pero
esta vez no me río. Se asoma una mueca mezcla de enfado e impotencia. ¿Ahora? Y
a continuación la reflexión.
Lo que se usa en tal
caso, se desgasta, lo que no, tarde o temprano se rompe.
sábado, 15 de abril de 2017
Una vez, hace mucho
tiempo, como los cuentos. Alguien me aconsejó, y con buenas intenciones, que me
refugiara en la montaña. Así fue. Recuperé la pandilla de mi generación, porque
soy (era) de moverme entre la gente junto con el deporte y la naturaleza. Todo
un lujo de materia para no pensar y dejarte llevar por el aquí y ahora. Pero el
tiempo siempre me regala sorpresas para dar vuelta de tuerca a mis pasos. Otra
vez y más veces a mover piezas, que hay que decirlo, cada vez más desgastada
por el trascurrir de los acontecimientos. Entonces alguien vuelve a darme una
nueva idea para cobijarme. La literatura. Y desde entonces me veo con la
mochila y los libros a cuesta intentando mantener el equilibrio de este camino
que el destino ha querido darme. Pero no siempre encuentro las fuerzas para ello
y heme aquí, envuelta en dilemas con la soledad de mi pensamiento, queriendo
encontrar el impulso para recuperar el ritmo de mis pasos y de mis palabras.
sábado, 1 de abril de 2017
Caminaba tambaleándose y arrastraba las miradas ajenas no
solo por sus andares torpes y lentos, sino porque no hacía mucho iba erguida y
templada. Las dudas sobre aquella mujer no tardaron en brotar ¿Qué le habrá pasado? Antes, no hace mucho
estaba bien. Pero no ocurrió nada más que cuchichear. Después, cuando se
había ido, pregunté si sabía qué le había pasado-- No sé, pero olía a bar.
Olía a bar. Una frase elegante que nunca antes la había
escuchado y me la guardé repitiéndola a mis adentros y olvidándome de aquella
señora. Ahora que recuerdo de nuevo las palabras, casi poética como olía a mar, a primavera y me
digo con cierto arrepentimiento, si tenía que haberle preguntado a ella -- ¿Necesitas
ayuda?
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