Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

viernes, 24 de febrero de 2017

De pronto se me encogió el estómago. Fue como la mano que estruja un limón y trajo consigo también su sabor ácido. Respiré y miré a otro lado. Mis ojos dejan de mirar el mundo y abandono los pensamientos  en un rincón, reposados. Allí donde lo simple es protagonista y la nada su pura esencia.
Qué alivio.


domingo, 19 de febrero de 2017

Amasijo de historias, paranoias y otras tantas chifladuras conforman mi espacio interior, que no es poco, oye. La última. Mis plantillas. Cuando tomé conciencia de que ellas estaban ahí para que yo fuera Cande y no un despojo, me estremecí. Tremendo, porque llevan conmigo siete espléndidos años. No somos nadie y somos todo, lo que lo separa: unas plantillas.

(Me he hecho otro par por si el destino sea juguetón y me prive de ser normal ante los demás)

domingo, 12 de febrero de 2017

Roberta siempre tiene cara de puta. Hagas lo que hagas te pareces a ella
De chica le repetía una y otra vez que se parecía a Rogelia.
¿Pero era puta?
No.
Entonces ¿por qué ella cargó con eso?
Le fastidió la vida.  Evitaba mirar a los hombres. Procuraba no llamar la atención.
Fue el tiempo que todo lo envejece y lo arruga para comprender y quizás perdonar a esa cabecita.

sábado, 4 de febrero de 2017

Mi madre ya tiene 87 años, son años. El caso que siempre que hablo con ella busco temas nuevos para poder charlar y entretenerla, no es fácil a veces encontrar para agradarla; me esfuerzo. Hoy en la ruta por caminos de Anaga entre amigos y berodes, subidas y bajadas terminamos en el inicio, Cruz del Carmen. Así que, mientras nos dirigíamos al coche me veo éste monumento en un lado de la Ermita y bien visible. No lo había visto antes, debe ser reciente, me dije y me acerqué para leer
-- ¿Homenaje a los antiguos carteros de Anaga? comento mientras le hice la foto.

Era el motivo perfecto para la nueva charla con Magdalena, mi madre. Su abuelo y su padre, es decir, mi bisabuelo y mi abuelo fueron carteros de Anaga. Qué contenta se va a poner cuando vea esa consideración al trabajo de aquellos hombres que ella tan orgullosa siempre recuerda y yo enseñarle la fotografía, también contenta.