Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

viernes, 30 de diciembre de 2016

Ahora que echo la vista atrás para observar el 2016, solo se me ocurre una palabra tan potente como temida. Cambio.
Dejé de fumar en enero de 1989, era un propósito de una pequeña lista y lo cumplí. El único que recuerdo; Dos cajetillas diarias de cigarrillos negros. Era para suprimirlo sí o sí. Así, siempre con una pequeña lista de propósitos. El año pasado me propuse otras cuantas, como es de suponer. Una de ellas era enfadarme menos y casi lo consigo, el resto ni me acuerdo. Ahora que paseo por el año que dejo, quiero volver a intentar no enfadarme, puede que lo logre, el reto de la nicotina me avala.  Además, quiero seguir con el cambio y mi tan querido y recuperado mundo interior y alguna cosa más que ahora se me escapa…
Feliz 2017.

sábado, 10 de diciembre de 2016

GOFIO Y LIMÓN.
Aunque no está en mi despensa el gofio, por alguna extraña razón me atrae en éstas épocas el desconsuelo de saborearlo, quizás sea el frío. Y desconsuelo; palabra que al final no es realmente magua, sino falta de consuelo, pero me gusta seguir usándola, por no querer perder la costumbre de darle una patada de vez en cuando al diccionario. Con conciencia, claro.
Y retomando el asunto del millo tostado y molidito. Me propuse degustarlo con el potaje de berros. Mientras removía con la templanza que se debe, apareció el viejito. Lo vi entre el verde y marrón rotando despacio. Mira que le gustaba el gofio, sí, en todas sus formas y el tazón me acercó a él tan  silencioso, tan cercano. Me supo. Al mismo tiempo y pasado unos días, haciendo un bizcochón, con un estilo personal poco profesional, aparece el limón ya usado, sin piel, desnudo. Me recordó a ella, a mi madre. Siempre había un limón aún más desvestido que el mío junto a las frutas. Los dos me recordaron aquellos años de mi niñez. Que chiquilla era para sentir ahora sus ausencias de padres protectores y que mayor estoy que lo recuerdo tan lejano.

Casi aparecieron juntos, el gofio y el limón, con pocos días de diferencia. Trajeron algo en común; Mis padres y un mismo sentimiento. (Dichosas fechas).

jueves, 8 de diciembre de 2016


Cosas que descubro y me transmite ternura.

 Vi con que naturalidad los cogía y más con que gusto se lo comía. Le pregunté si los picos no le hacían daño y se echó a reír.

 -- No, aquí hay callos y no se atreven. – Me contestó.

Después le dije si podía sacarle una foto y con un gesto sencillo me dijo que sí. Mientras su cara se llenó de orgullo enseñando la habilidad de sus manos.

Qué momento tan pequeño y tan grande a la vez.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Cuando me detengo, respiro y miro.
Descanso en una nota musical o el revoloteo de una hoja seca que el viento a su capricho menea. Hay veces que me paro ante la simple gota de agua que resbala tras el cristal, después un día frío y lluvioso. Me alojo en el silencio de un segundo de bienestar. Son esos pequeños instantes de reposo donde me pierdo en un ensueño. Entonces, recupero el presente y me doy cuenta que no soy perfecta y sonrío aliviada.